domingo, 2 de diciembre de 2018

Alcossebre - Peñíscola. De relax por la Sierra de Irta


Si piensas en costa mediterránea, será difícil que no la veas en tu mente salpicada de edificaciones (hoteles, urbanizaciones, etc...); pero igual que en los cómics de 'Astérix, el Galo', hay un reducto de sierra litoral que todavía hoy resiste al ladrillo.
Nos vamos a pedalear por el Parque Natural de la Sierra de Irta.
Protegida desde el 16 de julio de 2002, estas dos alineaciones montañosas paralelas a la costa y separadas por el valle de Estopet, ofrece un amplia red de pistas, caminos y senderos para disfrutar de la vegetación mediterránea, su amplio patrimonio (castillos, torres vigía, ermitas, etc.), fauna... Casi cualquier camino que elijas, tendrá 'premio'.



La ruta de hoy une la cala Blanca de Alcossebre con Peñíscola, uno de tantos itinerarios posibles, empezando a rodar por el ancho camino de Ribamar. Camino pensado para que puedan circular vehículos, por lo que recomendamos ir fuera de periodos vacacionales para poder disfrutar de la sierra en su máximo esplendor.
Terreno fácil (recomendable ir con una bici de montaña), algo pedregoso por momentos, hasta llegar al pla de Roda, donde está la casa de los Protestantes. El camino se bifurca y, aunque también vamos hacia la línea de costa, no giramos a la derecha. Ya irá girando el camino.



El barranco de la Fuente de la Parra hace de límite entre los términos municipales de Alcalà de Xivert y Peñíscola, y el nombre del camino también cambia (ahora vamos por el del Pebret). Lo que no varía es que llegamos a la altura del mar (cala de l'Argilaga), un lugar desde donde podemos acercarnos a ver la caserna antigua de la Torre Nueva y la torre del mismo nombre, antes de empezar un tramo de subida (1,5 km) remontando el barranco de l'Escutxa y separándonos del camino del Pebret.



Y es que nuestro camino, cuando gira a la derecha para meterse entre el puntal de l'Escutxa y el tossal de Barrau, aparte de que ganamos en frondosidad, perdemos en anchura, ya que se va estrechando para convertirse en una senda en la que hay que echar mano de habilidad, no tanto en la primera parte, tirando a ascendente, pero sí en la zona de bajada, donde aparecen escalones de roca, hay piedra suelta... y la llegada al camino de la Font d'en Canes puede requerir ir andando en algún momento.
Las vistas en esta zona, andando o en bici, son una gozada.



Si se quiere evitar esta parte, la alternativa es seguir por el camino de la Caseta del Mellat, rodear por el Norte el tossal de Barrau y enlazar con el camino de la Font d'en Canes, que desciende hasta dejarnos, de una manera u otra, en el sendero de Irta o PR-V 194, al lado del restaurado edificio de la caserna del Pebret, un antiguo cuartel de carabineros destinado a controlar el contrabando de la zona.



Ya aparecía en el horizonte desde kilómetros atrás, pero su figura se va haciendo más relevante poco a poco: la Torre Badum. Enclave defensivo estratégico al que tenemos que subir por el hormigonado camino que empieza en el barranquillo de Narcís. Cuatro horquillas habremos conseguido superar esta dificultad.



Es obvio que, una vez arriba, hay que detenerse para disfrutar de esta construcción catalogada como Bien de Interés Cultural que, aun hoy, no se sabe si pertenecía al castillo de Alcalà de Xivert o a la fotaleza de Peñíscola.
Seguramente de origen árabe, la fecha de 1554 que aparece en el escudo del reino de Valencia (lado oeste), sea la de la rehabilitación, no de la construcción.


Toca bajar. Camino ancho con preciosas vistas de Peñíscola a las que se pueden dar continuidad si, cruzado el barranco del Volante, se elige ir a la cala del Port Blau pegados a la costa (por el PR-V 194).
Nosotros al llegar a ese cruce donde hay un pozo de la Comunidad de Montes (1922), no nos desviamos y tiramos por el camino del Mas del Senyor, asfaltado hacia la misma cala.



Desde esta, la única opción para llegar a Peñíscola por la playa Sur, es rodar por el asfalto del camino del Mar que va a pocos metros de la costa. Unas fotografías de la parte amurallada de la localidad y su puerto, almorzar en alguno de sus numerosos bares con terraza y de vuelta a Alcossebre por el mismo camino... o casi.



En la vuelta, la mayor dificultad la encontramos en la subida a la Torre Badum, donde podemos comparar las dos vertientes y lo que significa subir utilizando horquillas para ir salvando el desnivel o cortar por lo sano y subir el línea recta... hay que echar mano de desarrollo, ya os lo advertimos.



Ya con la torre a nuestras espaldas, no haremos la vuelta por el sendero de l'Escutxa a Alcossebre. Siguiendo la señalética hacia Cala Argilaga, el camino es más ciclable, a pocos metros del agua del Mar y prácticamente sin desniveles, lo que nos hará guardar fuerzas de cara a la última parte de la ruta, con varias cuestas nada complicadas, antes de llegar al punto donde iniciamos el recorrido por el camino de Ribamar.



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