sábado, 11 de marzo de 2017

La Gran Fons Montsant Race - OPEN (2017)


05-03-17

El recorrido de la prueba, de 36 km (980 D+), es este



y el perfil de la misma


Unos cuantos meses tardamos en encontrar tanto la fecha como el lugar juntarnos para participar juntos en una marcha y, al final, fue la Gran Fons Monsant Race - OPEN, que se celebró en Ulldemolins (Tarragona) el pasado fin de semana.




El manto de nieve que nos encontramos en el camping ya nos hizo presagiar que sería más dura de lo que teníamos en mente, aunque lo de rodar por un camino blanco... también nos llamaba.




Con unos 5ºC, algo de viento y el cielo tirando a cubierto dieron la salida a 124 participantes en la modalidad Open Incluídos Paco, Tito, Carlos, Álex y yo) y, como es habitual, estampida para salir de las calles de Ulldemolins en dirección a la umbría del Serral del Mig, buscando el Mas de Fererone por un camino ancho, embarrado y con un 7% de media... suficiente para estirar el grupo.
Debieron pensar en su momento que había que estirarlo un poquito más, de modo que tras cruzar un arroyo y el barranc dels Enllosats, ambos con agua a la altura del pedalier, apareció la primera pared de la Montsant. Ese medio kilómetro al 14,5% de media por las faldas del Puig Ventós, elevó las pulsaciones al límite (y más allá) y los siguientes 3000 metros de subida, donde aparecieron las primeras nieves, no es que dejaran recuperar las piernas precisamente.



Ya nos advirtieron que el recorrido se había tenido que acortar algo por quedar algún tramo impracticable en esta primera parte, y fue aquí, privándonos de un tramo de descenso, previo a la última subida del primer tercio de la prueba.
Siguiendo el camí de Segalassos, cruzamos la carretera T501 y, tras parar en el primer control, el camino se convirtió en un riachuelo con el lecho de piedra y en ocasiones, en lugar de buscar las cintas rojas de señalización, seguíamos las roderas en la nieve de quienes habían pasado por allí antes. Duro y frío.

La cima del Coll del Salvadoret (981 m) era el punto que teníamos entre ceja y ceja, porque coger el camí de Cornudella a Prades, significaba 7 km de bajada continuada, empezando por los Cingles de la Serra de la Gritella. Si habíamos subido con nieve, bajar... sería lo mismo.
Con cuidado, salvando los riachuelos y con barro salpicando por todos lados cubrimos los primeros 2,5 km, donde se nos desvió por una senda que atraviesa el Bosc d'en Lluc; a priori no parecía en absoluto complicada... pero la capa de hojarasca acumulada junto con el terreno blando, puso a prueba el agarre de las cubiertas en más de una ocasión.
Al final se cruzó el barranc de l'Argentera, antes de llegar al segundo punto de control e iniciar el tramo neutralizado por la C-242, dirección Cornudella de Montsant.



En la Plaça de la Vila, un avituallamiento para quien quisiera, previo al control (en el camí Vell de Sant Joan) que marcaba tanto el final del tramo neutralizado como el inicio de otra nueva parte ascendente de la prueba por lo Tros de Sant Joan y los Plans de n'Arca. Si no habías recuperado las piernas... mal. Esta primera parte de 1,5 km al 10% de media, primero por camino, pero luego por senda técnica, volvió a disparar las pulsaciones.



Y digo primera, porque lo mejor estaba por llegar. La segunda parte de la ascensión, a la ermita de Sant Joan del Codolar, se hizo larga. Parecía que ese kilómetro y medio (9% de media) se multiplicara por dos en longitud; puede ser por el cansancio acumulado, porque la pista hormigonada hacía giros de 180º en cada curva una y otra vez, porque empezaba a salir el Sol y la ropa que antes te protegía del frío ahora te sobraba... Cada cual tendría sus motivos, pero se hizo larga.



Y cuando pensábamos que lo más complicado podía haber quedado atrás ya, las señales nos condujeron al camí de la Llisera, todavía en pleno Parque Natural de la Sierra de Montsant, por unos riscos donde la técnica se hacía más que fundamental y, aun así, se tenía que cargar con la bici en alguna ocasión.
El tercer control, muy cerca de Albarca, marcaba el final de este exigente tramo y orientaba la prueba por la fuente de Albarca hacia la ermita de Santa Magdalena, por un continuo sube-baja que, lejos de permitir reencontrarte, volvía a exigirte.



Menos mal que pasado el barranco de les Fontanelles, el descenso era franco, y sólo había que dejar rodar la bici buscando la mejor trazada por la Llisera hasta llegar a las ruinas del molino harinero de l'Espasa, situado en la ribera del riuet del Teix, lámina de agua que teníamos que remontar por el camino de Ulldemolins a Margalef.

Al mirar el cuentakilómetros te dabas cuenta de que la meta estaba ya a poco más de un kilómetro y medio pero (siempre hay un pero), había que seguir apretándole a los pedales, no tanto por llevar toda la transmisión llena de barro seco (el lubricante se lavó con los continuos pasos con agua), sino porque la distancia a cubrir era hacia arriba (6% de media).



El pasar por el arco de meta y tener que dejar de dar pedales fue un gran premio, aparte de ser recibidos por nuestras parejas. Abrazos, fotos, risas, anécdotas... ritual más que necesario antes de colocar las bicis en los coches y dar por terminada la Open Montsat Race de 2017.




Y este es el vídeo que hizo Paco a modo de resumen de este fin de semana:



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Si quieres descargar el track, este es el enlace.

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